he estado soñando en ti toda la noche,
he estado presente en ti toda la vida,
cuando Platón hablaba de naranjas,
cuando la gente hablaba de caras y monedas,
cuando el Ying llamaba al Yang,
cuando Heráclito el oscuro se encendía,
cuando oímos crujir el corazón en los atardeceres
o en los amaneceres
viendo como se besan el día con la noche,
es de ti y de mí de quien hablan.
Yo sé que creías que no existo y mira,
te estoy escribiendo.
Porque creo que ya es hora de que hablemos
de que te cuente lo que hacer con las cartas
que la vida nos reparte.
Y que hay que jugar hay que jugar,
pero a otro juego.
Porque este juego que nos habían enseñado
es absurdo y aburrido.
Y sobre todo difícil desde que alguien dijo
que se podía hacer trampas,
que se podían robar cartas a otros jugadores,
que con tal de ganar todo valía.
Es tan tonto jugar así.
Tan imposible.
Así que no desesperes. Ya no más. Ya estoy viniendo.
Con la mochila llena de caricias.
Que he aprendido un juego que se juega
con las cartas que la vida te reparte.
Que es divertido y hermoso.
Y cuando pierdes no duele.
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